Exceptuando los animales dedicados a la reproducción, es muy aconsejable el control de esta en nuestras mascotas, para ello disponemos de dos posibilidades: esterilización quirúrgica o bien el control hormonal del celo.
Esterilización quirúrgica: consiste en la extirpación de los ovarios (ovariectomía) o de los ovarios y útero ( ovariohisterectomía) en las hembras y de los testículos (orquiectomía) o la ligadura de los conductos deferentes (vasectomía) en los machos.
Control hormonal: actualmente existe la posibilidad de actuar tanto sobre el macho como sobre la hembra. En el primer caso disponemos de implantes que se inyectan debajo de la piel y liberan sustancias que inhiben la producción de hormonas sexuales, provocando una castración química durante un período de unos seis meses, pasado este tiempo el perro vuelve a sus funciones normales. En el caso de las hembras disponemos de hormonas (progestágenos) que inhiben la aparición del celo y la posterior ovulación. Se tienen que aplicar periódicamente cada cuatro o cinco meses.
Ambos métodos tienen ventajas e inconvenientes:
La esterilización quirúrgica es irreversible. Si se hace a edad temprana antes del primer año de vida y mejor aún antes del primer celo, evita muchas patologías del aparato reproductor, tales como tumoraciones de mama, infecciones uterinas. Por otro lado los animales esterilizados presentan un carácter más dócil, y se evitan conductas molestas como el marcaje, territorialidad, agresividad. Entre los inconvenientes cabe destacar la ganancia de peso, para evitarlo deberemos seguir un programa de ejercicio adecuado y un control de la dieta. También a largo plazo y en muy contadas ocasiones, puede presentarse incontinencia urinaria. Por último cabe citar el riesgo quirúrgico, se trata de una intervención relativamente sencilla en el caso de los machos y algo más compleja en las hembras, en todo caso el mismo día de la intervención el animal puede irse a casa en la mayoría de los casos.
El control hormonal es totalmente reversible, al cesar el tratamiento el animal vuelve a tener sus ciclos normales, no es necesario intervenir quirúrgicamente, quedando así útiles para la reproducción. Como inconvenientes tenemos la necesidad de repetir el tratamiento de forma periódica con el consiguiente riesgo de favorecer ciertas patologías, como tumores e infecciones uterinas.
Salvo en determinadas circunstancias, nosotros aconsejamos la castración tanto en machos como en hembras.